martes, 24 de septiembre de 2013

Restaurando...

Hace unos 18 años, mi marido y yo compramos un par de sillas de playa pues al estar viviendo en Las Palmas creíamos que las utilizaríamos mucho...
Bueno, realmente las llevamos en una o dos ocasiones a la playa y nos olvidamos de su existencia.
Cuando nos trasladamos de ciudad y vinimos a vivir a Galicia, la verdad es que las metí en un trastero-taller-nosécomollamarlo y allí quedaron hasta este verano.
Como voy a mercadillos a vender mis artículos y sólo tenía una silla plegable... mis hijas se quejaron y me acordé de las sillas de playa... total, para uno o dos días que me acompañasen bien me servían..
En agosto, las rescaté del fondo de los fondos más hondos y al abrirlas... boingggggg saltaron los muelles que  tienen en la parte trasera...
Bueno, me senté con cuidado y comprobé que aún servirían para lo que las necesitaba...
Llevé una a la Romería Castrexa de Esmelle pues mi hija mayor me acompañaba y mejor tener dos sillas para pasar el día... La nueva y moderna se la cedí a mi hija y yo, con mis años y kilos de más, me lancé a la aventura y me senté en la vieja... No pasó nada hasta que me quise levantar... al apoyarme en el reposabrazos... rompió el plástico!!!! menos mal que pude seguir sentándome a lo largo de todo el día...
Quien me conoce sabe que me cuesta tirar algo antes de intentar inventar algo... y guardé las dos sillas para más adelante...
Y el más adelante llegó y fue hace tres días... ordenando el trastero-taller-cuartoparatodo las vi otra vez y al lado también había algo que llevaba muuuuuuuucho tiempo allí: la pajarera que me había dado mi hermana hace unos diez años para unos periquitos que tuve... y que dí a mi suegro para que los tuviese él en el campo y las plumitas y restos de alpiste cayesen al campo y no al suelo de mi casa... (una que tiene unas manías...)
Saqué las tres cosas a la terraza y las miré pensativa

Miré en mi baúl de telas y encontré un buen retal...
Desmonté el asiento de las sillas (realmente no sabría cómo llamar al material), las lijé así como el pie de pajarera que estaba todo bastante oxidado, lo limpié de polvo y como también tenia un bote de pintura negra...
Me puse manos a la obra.
Mientras secaba la pintura corté las telas a la medida aproximada, aproveché el borde metálico de las antiguas fundas (que se mete por una ranura para que queden sujetas), cosí, planché y rematé...
En cuanto a la pajarera... usando cinta adhesiva de doble cara y un rollo de cuerda que había comprado para mi hija y al final no usé (para atar las maletas de mi hija no a ella, ¿eh?) adecenté lo que iba a ser mi macetero colgante.

Buscando, buscando, encontré un cestillo de colgar (imaginaros lo viejo que es, aunque en perfecto estado, que contenía mi ramo de novia, el cual he guardado otra vez, claro jajajja) y con las flores secas que me sobraron de la decoración de una cena que  hice hace un par de semanas.... rematé otra cosa.

Mmmmmmm, como todavía tenía tela a juego de las sillas y una caja de fresas... busqué en mi "almacén" de artículos que ya se usarán y localicé un buen trozo de espuma, de esa como la de los colchones, que me había sobrado de otra manualidad, claro (creo recordar que fue una maleta para los warhammer de mis hijas) y tachán!!!!! un escabel!!!!!!
Si añadimos un cajón a modo de revistero-mesa y un jarrón podemos conseguir un rinconcito de lo más "cuco" para poner bajo un cenador o en una terraza (mejor cubierta, no como la mía) en una casita de campo... ¿quién me la regala?








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